emociones

Ayer fue un día cargado de emociones. Todas relacionadas con el milagro de traer hijos al mundo.
El embarazo de mi nuera es de alto riesgo y las visitas al Hospital, siempre son como recibir una caja de sorpresas que quieres y temes abrir. Se acerca el final de esta aventura, y el comienzo de otra más apasionante si cabe, recibir a la pequeña con todo el amor del mundo y con unas ganas inmensas de tenerla con nosotros.
Y ayer fue la última visita antes del parto.
Tuvimos que acompañarla con su hijita de veinte meses porque mi hijo estaba de viaje.
Las visitas y la espera son largas.
La ansiedad que provoca la incertidumbre, es importante.
Tenemos esperanza. Mucha.
Tenemos ilusión. Muchísima.
Y ayer tuvimos además un auténtico festival de risas y sonrisas con la actitud de nuestra nieta de veinte meses, ante los futuros papás y mamás que compartían la sala de espera con nosotros.
Vio tantas barrigas como la de su mamá, que dedujo que todas le traían una hermanita y se paseaba entre las gestantes feliz y señalando las barrigas, y repitiendo: Mi hermanita duerme aquí ( con su lenguaje particular pero entendible).
Se lo pasó en grande y la sala de espera se llenó de risas.
Benditas risas.
Y por la noche, una llamada de teléfono nos entristeció.
Nuestro sobrino y su mujer esperaban para finales de verano su segundo hijo.
No podrá ser.
Esta vez, la naturaleza, los dioses, la fortuna, quien sabe, han decidido que esta vida se interrumpa.
Que triste ver a unos padres hundidos.
Necesitan tiempo. Van a asimilarlo y a conformarse, seguro, pero ahora no. En este momento el dolor está muy vivo aún.
Pero la vida sigue….siempre toca mirar para adelante. Es necesario luchar, vivir, gozar y padecer.
Y no desesperar jamás!.