dimecres, 28 de gener del 2009

La gatita gris.


Las nueve de la mañana.
Todavía hace mucho frío y en los rincones donde no da el sol, queda todavía la helada de la noche.
Llama a mi puerta una mujer que no conozco y salgo a la verja del jardín sin abrirla para saber que es lo que quiere.
Me pide disculpas por las molestias, pero ha perdido su gatita gris.
Está triste.
Tiene varios gatos, me cuenta, pero esta era su preferida. Porqué es una gatita cariñosa y dócil. I su preocupación, es que haya podido pasarle algo malo. – Quizás un perro o un coche la hayan matado (me dice llorosa).
Y alguien le ha dicho, que por mi barrio, veían pasar a menudo una gatita gris y que podía ser la suya.
Pero no.
No ha habido suerte.
La gata gris, que de vez en cuando se cuela en mi jardín, da una “vuelta de reconocimiento” y se va, no es la gatita perdida. Esta tiene dueña. Es de la pequeña de la casa de la esquina.
Lástima. La pobre señora, tenía tantas esperanzas…..
-Por lo menos, (me dice al despedirse) me queda el consuelo de pensar que pueda estar en una casa donde la quieran y la cuiden como yo.
A partir de hoy, si nos vemos, nos saludaremos seguro. Ahora ya nos conocemos.
Y durante un tiempo, miraré cuando vaya por la calle, por si veo una gatita gris.

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